sábado, 30 de abril de 2011

AGONÍA (Inédito)


                                                          Resignación (Pintura de Yvonne Pérez)




Mi oferta es esta:
Glorificaciones obscenas,
sin sentido.



Ya no puedo ofrecer nada
porque agonizo
bajo un cielo de fuego



No me asusta el terror
sino esta prudencia miserable
que me ahorca.



                                                     28/08/1996

RENACIMIENTO (Inédito)






                                            
                                                               VIDA (Pintura de Yvonne Pérez)


RENACIMIENTO

Cuando el olvido
es puñal y espuela,
y la traición
látigo y rienda,
quedan heridas por curar
y ese deseo de vivir y no morir.

Aunque no es fácil
alejarse del abismo
soy capaz de vencer al pasado.

Para poder seguir volando
debo recuperar
mis mitos venerables
porque sólo el que ha muerto
muchas veces
puede definir la vida.

A veces soy dios
porque mi vanidad
es más fuerte que mis
miserias más solemnes.

                                   10/11/1996

 

viernes, 22 de abril de 2011

VÍA CRUCIS








VIA CRUCIS (Mc 15,16)


Después del Sanedrín
y de Pilatos
el pretorio...
No hay incienso…
Tan solo un olor que duele
hecho lágrima, sudor y sangre,
una capa bermeja,
sobre la piel halagada por el látigo
y espinas espantosas por corona

Los soldados lo arrastran
y cuando sale, cae
pero enseguida se levanta;
con sus manos callosas y sangrantes
anhela tomarse del madero
más no puede.

Simón de Cirene,
con enojo,
arrebata la cruz
y Él no hace otra cosa
que seguirlo.

Cuando llegan,
en el Gólgota esperan
la mirra que agriará su vino
y algunos hombres
que apuestan por sus ropas.

Con la vida
visitando su última frontera,
siente una quietud tan honda
como la hondura propia de su pena.

Él sabe que la muerte
no está sólo en las manos sarmentosas
ni en los látigos que sin piedad laceran;
no está en los gritos
de la multitud enardecida
ni en los escupitajos
hacia el Rey de los Judíos.

La muerte,
la verdadera muerte,
está en el odio
que habita desde siempre
entre los hombres
y que habrá de perpetuarse
mientras la humanidad exista.




De "escritos diminutos" (2008)





ÚLTIMA CENA EN MALVINAS





 
 
ULTIMA CENA EN MALVINAS (Mt 26, 17)
                  (Para los ex – combatientes de la guerra de Malvinas)


Tiempo de Semana Santa. Tiempos pascuales en este mundo gris y helado, alejados de aquellos a quienes aman y los aman. Los comentarios son terribles. La armada de los ingleses ha desembarcado.
Los doce muchachos, oriundos del noroeste argentino, tiemblan de frío y hambre alrededor de la improvisada y mísera fogata. Tienen mucho miedo; son poca cosa más que adolescentes, apenas conocen como se dispara un arma y carecen de entrenamiento.
Cuando los incorporaron a la milicia ellos sólo iban a “cumplir con la colimba” y ahora se encuentran a miles de kilómetros de sus familias con hambre, frío y sin equipos adecuados.
Cuando llega el suboficial, tan joven como ellos, uno de los chicos repara en que son trece. “Mal augurio... el trece es un número yeta” piensa para sí, aunque no dice nada para evitar asustar a sus compañeros.
Reparten lo mejor que pueden el chocolate, una sopa asquerosa, la última y escasa ración de galleta y fuman, alternándose en las pitadas, los últimos tres cigarrillos.
Entre risas nerviosas y chanzas que tratan de esconder el miedo, distribuyen las guardias y se disponen a dormir. El suboficial da las últimas instrucciones y está a punto de marcharse, pero se queda. Ha decidido pasar la noche al lado de sus hombres.
A las pocas horas son sorprendidos por una avanzada de los gurkas que los eliminan de manera rápida y limpia.
En su agonía, el muchachito que sacara cuentas de que eran trece, piensa que, en la guerra, para encontrar la muerte, a veces no hace falta ningún Judas. Basta con la locura de algunos militares.

                        
De "escrituras no tan sagradas" - Escritos diminutos (2008)