sábado, 28 de agosto de 2010

ACERCA DE PSIQUIATRAS (Segunda parte)











V

Mire Doctor: Mi grillo era verdaderamente excepcional. Era el único cable a tierra que tenía para esta difícil y traumática profesión en la que absorbemos todos los males espirituales de la gente.
Como buen psiquiatra que soy, pude comprender su naturaleza y me dediqué a entrenarlo. Me llevó mucho tiempo pero era tan inteligente que aprendió todos los ejercicios que yo le había enseñado. Lo que mejor le salía era la vertical con la cabeza abajo. Pero no era lo único. Si hasta le digo que mi sobrina Sofía me lo quiso robar para venderlo a un circo de insectos que pasaba por la ciudad. Era un verdadero maestro.
Y ahora que se me murió y yo le hice un pequeño funeral, mis hijos han salido con esta paparruchada de que estoy loco. Que mi profesión de psiquiatra me ha vuelto demente y no sé cuantas cosas más. Ahora bien… Su uniforme blanco de desorienta, estoy secuestrado en un lugar que desconozco y encima los enfermeros me inyectan sustancias casi todo el día. ¿Podría explicarme que hago encerrado en este lugar desde el día que murió mi grillo?



VI

Mientras la mujer camina por la celda, su pensamiento solamente se refiere a la infidelidad. La infidelidad es mala cosa, piensa deprimida, sobre todo si estás casada con un psiquiatra. Estos tipos sin escrúpulos son capaces de inventarte una psicosis y mandarte al manicomio.



DIAGNÓSTICO

La mañana en que su mente decidió abandonar la prisión de su cuerpo el psiquiatra le diagnosticó una extraña neurosis de despersonalización.

                                                                      Segismundo Vives
                                                                                   (Psicología clínica – 1948)



ESQUIZOFRENIA

Juan Carlos decidió matar a Juan José, su hermano gemelo. En el momento de apretar el gatillo sintió un gran dolor en el pecho y después la nada.
El fiscal a cargo de la investigación caratuló la causa como “Presunto suicidio”
El psiquiatra que asistía a Juan Carlos de su esquizofrenia paranoide nunca más volvió a verlo.

                                                                   Segismundo Vives
                                                                               (Psicología clínica – 1948)

martes, 24 de agosto de 2010

¿DEMENCIA?











¿DEMENCIA?

Me resisto a dejar mi fortaleza
y emigrar hacia el mundo. Allá, escondidas,
las deidades oscuras de la vida
ciudadana, destrozan mi entereza.

“Psicosis o neurosis”, con firmeza
afirma el terapeuta; “dividida
la mente”, “delirante”, “sometida
su psiquis a trastornos que progresan”.

Sostienen: “Es un loco compulsivo”,
“un orate”, “un demente paranoico”.
Cuando observo este mundo que vulnera

las almas, me repito que yo vivo
con mi cordura, rechazando estoico
la auténtica locura que está afuera.

sábado, 14 de agosto de 2010

DIECISIETE HAIKUS






I
Hieren la tarde
feroces los silencios
de mi nostalgia

II
Se me desborda
un silencio redondo
de tanta luna

III
Eterno el río
va en busca de un destino
que es un misterio.

IV
Roncos tambores.
El cielo estalla en fuegos
por la tormenta.

V
La luna llena
se repite en los charcos
hecha nostalgia.

VI
Yerma salina,
paisaje donde imperan
las soledades

VII
Viste al silencio
el murmullo del río.
Todo es saudade.

VIII
Gris y sombrío
el otoño atardece
hecho recuerdo

IX
Cielo y estrellas;
me acuna en su regazo
la inmensa noche

X
Tarde de otoño
amarilla congoja
penas antiguas

XI
Sangra el ocaso;
nostalgia estremecida
sin esperanzas

XII
Noche infinita
preñada de secretos.
Melancolía

XIII
Llega del este
aurora luminosa.
Renace el día

XIV
Mansa penumbra;
aurora presentida
llena de sueños

XV
Noche y estrellas.
Infinito refugio
para mis sueños

XVI
Mis sueños viejos
tiritan en la noche.
Flotan recuerdos.

XVII
Sueños rebeldes.
En las aguas del río
viajan tenaces.