jueves, 29 de octubre de 2009

ELOGIO DE LO INÚTIL





ELOGIO DE LO INÚTIL


¿De qué sirve
la escrupulosa precisión
del verbo
si no ayuda a descubrir
el valor de la belleza?

A veces vale más
aquello que parece inútil
La música que inunda
mis oídos,
el color hecho cuadro
grabado en mi retina,
el poema sin razón,
intrascendente
y sobre todo el ocio
que me permite a veces
encontrar la razón de la anarquía.

¿Y para qué sirve
este poema?
Tan solo es el elogio
de todo aquello que emociona
sin necesidad de pago alguno
a cambio de hacer vibrar el alma
tornándola latidos.

miércoles, 28 de octubre de 2009

CUENTO QUE GENERÓ UN POEMA PLAGIO

Va un cuento de María Fabiana Calderari que me dejó turuleco y que generó un "poema plagio". La culpa es de Roland Barthes, Julia Kristeva, Goytisolo y Silvia Barey que me metieron ese virus llamando "reescritura" y de una tal Adriana del Vitto, a quien expresamente y con premeditación y alevosía, hago responsable porque en el ya mítico taller literario "ABRAPALABRA" me enseñó lo que es un texto disparador. El poema capaz que no sea muy bueno, pero si no disfrutan al menos del primer texto serán sometidos a 451 grados Fahrenheit tal como estipula Ray Bradbury en su legendaria novela. ¡He dicho!



EN LA NOCHE
(Cuento de María Fabiana Calderari)





Cuando llegué, la ciudad se adormecía envuelta en sus luces sinuosas. - Los cambios nos dan inesperadas sensaciones hasta que la costumbre los devora - recordé las palabras del ilustre profesor, intentando no desvanecer ante la soledad y el desconcierto que provocan las urbes nuevas. La habitación de la posada no era lujosa. La brisa que penetraba moviendo antojadizamente las cortinas, se mostraba adecuada para descansar el resto del día. Con el primer bostezo tragué el sol radiante que colgaba de la ventana. En la noche, estaría la luna completa, esperando mis aullidos.




POEMA-PLAGIO


La ciudad duerme
entre las sinuosas luces de la noche.
El nocturno
no tiene cambios y ha sido devorado
por la costumbre;
la soledad, desvanecida,
provoca desconcierto
mientras la brisa, hecha palabra,
mueve las cortinas a su antojo.
Esta noche incompleta que espera
mis aullidos
será luz cuando el bostezo del sol
se cuelgue en mi ventana.